dilluns, 14 d’abril del 2008

Escuela 2018, dos visiones

Hay por ahí una propuesta para que los docentes imaginemos y expresemos nuestra idea de cómo será la escuela dentro de 10 años: escuela 2018.

Ahí va mi pequeña, particular e insignificante opinión dividida en dos secciones.

a) Cómo me gustaría que fuera.

Me gustaría que los colegios se estuvieran construyendo ya de otra forma a como se han construido siempre. Que contaran con unas aulas grandes, muy grandes, el doble de grandes de lo que son en la actualidad. Que tuvieran un pequeño auditorio teatro con capacidad suficiente en el que poder desarrollar actividades dramáticas, musicales. Con espacios suficientes para que psicólogos, logopedas, directores, secretarios, coordinadores pudieran realizar su trabajo con la suficiente comodidad. Con aire acondicionado para no pasar frío en invierno ni calor en los meses de mayo, junio, septiembre.

Me gustaría que el mobiliario y el equipamiento informático y audiovisual estuviera bien analizado, pensado y ajustado a las necesidades de los centros. Que un consejo asesor formado por maestros de distintas tipologías de centros evaluara y decidiera que es lo que hace falta y que es lo superfluo. 

Me gustaría que el calendario escolar se ajustara a criterios didácticos y pedagógicos. Abrir el curso a mediados de septiembre, recortar las vacaciones de navidad empezando las clases el 2 de enero, poniendo una semana no lectiva a finales de marzo, eliminando el baile de vacaciones de semana santa, dejar sólo el viernes, sábado y domingo por aquello de la tradición y quitar el resto. Terminar el curso a final de junio. Habilitar en julio 15 días para que los maestros cierren el curso pasado y preparen el siguiente y otros 15 con cursos de formación y perfeccionamiento bien organizados y adecuados a los intereses que los mismos maestros señalarían. Vacaciones de verano, el mes de agosto.

Me gustaría que en cada colegio hubiera cinco maestros por cada cuatro cursos en primaria y tres maestros por cada dos en infantil. Sin contar a los especialistas necesarios. Que las ratios de infantil no pasaran de 20 y nunca de 25 en primaria. Que en cada centro hubiera un psicólogo de plantilla a horario completo, un logopeda idem de idem, un administrativo, un profesional de enfermería.

Me gustaría que el horario lectivo curricular se desarrollara de 9 a 14 horas, que hasta las 18 horas los niños pudieran estar en el centro si lo desean asistiendo a actividades no curriculares impartidas por personal preparado. Que el horario de los maestros fuera también hasta las 18 horas para poder realizar tareas de preparación, revisión, formación, atención a padres.
 
Me gustaría que la enseñanza primaria fuera eso primaria, que nos olvidáramos de que somos una etapa en el camino y nos propusiéramos que todos los niños salieran de nuestra escuela con una plena alfabetización funcional y un activo personal y emocional notable.  
 

b) Como pienso que será.

Dentro de 10 años las escuelas abrirán a las 7 de la mañana y cerrarán a las 8 de la tarde. Los niños estarán dentro del recinto escolar un total de 13 horas, esa será su jornada laboral el 2018.

Habrá tres clases de personal atendiéndoles: los cuidadores entre las 7 y las 9, los maestros en horario docente y los monitores pagados por los padres para inútiles actividades extraescolares. Igual que ahora pero con más horas para los críos. Los maestros se marcharán a las 15 horas a su casa.

Los maestros del plan 67 y 71 se habrán jubilado todos, con lo que aquello de la vocación pasará a la historia y en los centros estarán trabajando multitud de maestros que lo serán porque no obtuvieron bastante nota en selectividad para estudiar informática, medicina o administración de empresas. Cada uno ira a su rollo, a su bola y el director tendrá que ser un vigilante administrativo y un delegado de la administración en el centro para hacer cumplir las horas, los horarios, las labores de tutoría, programación... Ahora también ya trabajan ese tipo de maestros, pero son minoría y las riendas las siguen llevando los del 67-71 

Las aulas serán prácticamente idénticas a las de ahora, sus pupitres, su pizarra, su tiza, sus dibujos colgados en paredes desconchadas y despintadas. Esto es impepinable, no es ninguna visión esotérica. Los colegios que se están construyendo ahorita mismo son exactamente iguales que los que se construían hace 10 años: su patio, su comedor, sus aulas (más pequeñajas), sus despachitos, su sala de maestros...

Eso sí, los padres conseguirán que se coloquen unas cámaras en cada espacio docente para para que cualquier padre pueda verlo desde su trabajo y presentar sus reclamaciones a la administración si ve que su niño es reprendido u obligado a trabajar más de la cuenta - poquito- por parte del maestro.

Habrá ordenadores y pizarras digitales por todos los sitios, hasta en el último rincón del cole habrá algún que otro trasto de esos. Muchos de ellos se morirán de aburrimiento, se irán llenando de polvo y se quedarán obsoletos sin haber sido casi utilizados. 

Algún maestro lo utilizará en su clase, de forma individual, a su manera y dispondrá de muchísimas más posibilidades que las que ahora contamos nosotros. De esto, como de la arquitectura de los centros, no tengo dudas. El alumno que tenga la suerte de estar en su grupo será un privilegiado, pero la mayoría de maestros no dedicaran ni un minuto más del reglamentario a preparar sus clases o elaborar sus materiales. Se seguirán usando libros de texto como los actuales y libretas y lápices.